Gutiérrez Cabrero, Luis Antonio ; orcid:0000-0001-9487-315X2024-07-172024-07-172000https://biblioteca-juandevillanueva.coam.org/handle/123456789/1567https://oa.upm.es/6523/En efecto, nuestros escritos refieren cómo vuestra ciudad detuvo en una ocasión la marcha insolente de un gran imperio, que avanzaba del exterior, desde el Océano Atlántico, sobre toda Europa y Asia. En aquella época, se podía atravesar aquel océano dado que había una isla delante de la desembocadura que vosotros, así decís, llamáis columnas de Heracles. Esta isla era mayor que Libia y Asia juntas y de ella los de entonces podían pasar a las otras islas y de las islas a toda la tierra firme que se encontraba frente a ellas y rodeaba el océano auténtico, puesto que lo que quedaba dentro de la desembocadura que mencionamos parecía una bahía con un ingreso estrecho. En realidad, era mar y la región que lo rodeaba totalmente podría ser llamada con absoluta corrección tierra firme. En dicha isla, Atlántida, había surgido una confederación de reyes grande y maravillosa que gobernaba sobre ella y muchas otras islas, así como partes de la tierra firme. En este continente, dominaban también los pueblos de Libia, hasta Egipto, y Europa hasta Tirrenia”. (Platón, Diálogo Timeo o de la naturaleza, habla Critias a Sócrates, Timeo y Hermókrates)application/pdfapplication/pdfhttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/info:eu-repo/semantics/openAccessArquitecturaLa expresión arquitectónica de la AtlántidaTesis